Hoy he estado en la presentación de Casa Pescadores, en el Cabanyal, y he flipado.
No por el sitio —que también—, sino porque hacía tiempo que no probaba algo tan sencillo y tan bien hecho.
El lugar está montado sobre un antiguo astillero, frente al mar, y han conseguido modernizarlo pero también mantener el alma. Han incorporardo pero tampoco han querido tapar nada: ni la madera vieja, ni el hierro, ni el aire a salitre.
Han hecho tres espacios distintos: uno para estar de pie y picar en barra, otro más de brasas y comida seria, y otro más tranquilo, con mesas y vitrinas, pensado para las sobremesas largas. De esas en las que nadie se levanta y el tiempo se para un poco.
Detrás están José y Hugo, de Mercabanyal, y José y Diego, de Jugando con Fuego. Cuatro tíos con oficio, cabeza y memoria. Los dos primeros traen el alma del barrio y el amor por el momento; los otros dos, la técnica y el respeto por el producto. En cocina, Edu Espejo y Marcos Moreno, que saben lo que hacen con unas brasas delante.

Nada más llegar nos pusieron unas gildas con queso ahumado que estaban tremendas. Luego vino una sepia con mayonesa de quien sabe lo que hace, ostras, navajas, y un boquerón en tempura que me dejó loco.
Pegas un mordisco y no hay discurso que valga: carne tersa, sabor a mar y punto exacto. Así, sin florituras.
José contó que su idea con Casa Pescadores era recuperar lo que se vivía en los merenderos antiguos del Cabanyal, cuando la gente iba a comer lo que había fresco ese día, se quedaba toda la tarde, y en algún momento aparecía un vecino con una guitarra. Y mientras lo decía, tenía todo el sentido del mundo. Jose es del Cabanyal de toda la vida y ha vivido estas situaciones desde que era pequeño cuando su padre iba al mercado a comprar y elaboraban el menú del merendero con lo que traía fresco.
Aquí compran en la lonja, cocinan lo que hay, y cuando se acaba, se borra de la carta. No hay más.
“El precio lo marca el mercado”, dijo. Y suena a frase hecha, pero aquí será su linea de trabajo.
La comida tiene ese tipo de sabor que no necesita explicación. Lo pruebas y sabes que está bien hecho.
Creo que no es caro ni barato: si no que más bien diría que es justo. Porque lo que comes, lo vale.
El sitio abrirá el 5 de noviembre, pero la fiesta gorda será el 7.
Y aunque no está confirmado, yo espero que hagan almuerzos.
Si acaban siendo tan marineros como lo que he probado hoy, será un sitio a tener muy en cuenta.
Casa Pescadores huele a brasas, a barrio y a mar.
Y eso, hoy en día, ya es mucho decir.
📍 Calle José Ballester Gozalvo, 51 – Cabanyal
🌊 Frente al mar







