Un trocito de mediterráneo destilado en una pequeña bodega del centro de Valencia, así definiría mi experiencia a cualquiera que me preguntase sobre el almuerzo en Alenar.
Muy cerca de la plaza del ayuntamiento Jordi decidió abrir una taberna donde servir producto de gran calidad manteniéndose fiel a sus raíces, sabores y olores de su infancia… Así que, cuando se puso a trabajar con Carlos y Tomi (Twomany chefs) para diseñar su carta la premisa era clara: Todo debe respirar y oler a la Marina Alta y al mar que baña la comarca valenciana.
El espacio
Local pequeño, con un mobiliario de aquellos bares antiguos de toda la vida pero con un aire actual, mesas y barra de mármol, sillas de madera estilo onet, un mural maravilloso de un banco de caballas pintado por Gisela Talita conforman un espacio en el que apetece tomarse un vino, una cerveza, una tapa y un «esmorzar» de nivel.
El esmorzaret
Voy a ir al grano, me pareció una almuerzo brutal: brutal por el producto, brutal por los sabores, brutal por lo bien combinados que están y lo cuidado de cada uno de los detalles de cada bocadillo, plato y salsa. Para mí es el claro ejemplo de un gastro esmorzaret, un almuerzo sencillo pero bien pensado, un almuerzo de los de toda la vida, con sus ingredientes tradicionales del mediterráneo trabajados para sacarles todo su potencial.
Ya sabéis que soy muy fan de las Gildas, así que en cuanto las vi en la carta no pude resistir pedir unas cuantas.
Arrancamos con una ensalada espetacular, basada en la tradicional Coca de la Safor: fresca, sabrosa y con un toque a brasa que me dejó muy loco… fruto del tostado a fuego que le dan al capellán. La ensalada va acompañada de un panecillo hecho con masa de coca en un horno de Ontinyent.
Probamos 4 bocadillos y… Señores y señoras, a cada cual más bueno. Empecé por el de sabores más ligeros y frescos, el de caballa con pimientos, directamente me catapultó a las cenas de verano a la fresca. Luego probé el bocadillo de pollo al ast con patatas, casi lloro al recordar los sabores de la cocina de mi abuela… puedo parecer exagerado pero cuando la comida me lleva a momentos del pasado me parece una maravilla. Volviendo al pollo os tengo que decir que la carne era sabrosa, tierna y con matices a especias y si esto te lo encuentras dentro de un pan crujiente y ligero puedo afirmar que se ha convertido en uno de mis bocadillos TOP de Valencia para almorzar.
Llegó el turno del bocadillo de figatells, un clásico del almuerzo valenciano, simplemente diré que no he probado figatell más bueno. Las habitas, de 10, tiernas y turgentes en su justa medida.
Y por último, otro clásico del esmorzaret con nombre propio, la brascada de luxe… la foto habla por si sola pero os voy a contar algunas cosas que seguro que os gustará saber: la carne está cocinada inspirándose en el pastrami pero de una manera más sencilla: se marina, se cuece, se enfría y se lamina… esto my friends le da un sabor muy fino. Por otro lado, la cebolla se cocina con un fermento y eso my friends también marca la diferencia (este tipo de cosas no las suelo poder percibir pero son los detalles que hacen que me flipe un bocadillo).
Y llegó el turno de los cremaets, sabía que tenían un postre inspirado en la joya de la corona del almuerzo valenciano, difícil reto, así que fui que puse toda la carne en el asador: pedí un cremaet normal y un tiramisú de cremaet. Y ahí va mi reflexión, me pareció un acierto la manera de fusionar estas dos maravillas, y creo que es muy complicado hacer una reinterpretación del cremaet en formato postre ya que el cremaet por si solo tiene mucha personalidad. He probado varios postres inspirados en este combinado pero ninguno me ha gustado hasta que he probado este, y creo que es, en mi humilde opinión, porque sigue siendo un postre pero que te transporta a los sabores del cremaet y no es un cremaet hecho postre… ¿me he explicado bien? espero que sí y si no, lo mejor que podéis hacer es probarlo vosotros mismos.
Curiosidades
Una de las cosas que más llama la atención es que todos estos manjares los hacen únicamente con un horno que tienen detrás de la barra, toda la carta está diseñada para que se pueda hacer sin necesidad de fogones o una cocina completamente equipada y eso, yo que he llevado un restaurante en el que nos enfrentamos con la misma situación, me parece una genialidad.
En estos tiempos que estamos viviendo, post covid y con todas las medidas de higiene, me encantó ver y percibir que para Jordi, y todo su equipo, era una prioridad hacer las cosas bien, parece una obviedad pero como comensal se agradece mucho y seguramente es un reflejo de como afrontan muchos otros aspectos del día a día.
Para despedirme voy a ser breve, me flipan los sitios en los que el producto está cuidado al más mínimo detalle y donde hay una historia y un porque de las cosas, Alenar bodega mediterránea tiene esas dos cosas y por eso estaba claro que debía tener una tercera cosa… la insignia esmorzaret.
Otras recomendaciones
En la linea de este gastro esmorzaret quizá os guste también visitar otros espacios en los que se respire una pasión y cuidado del producto tales como el Rausell, el Bar Mistela o el Trinquet de Pelayo.