Introducción
En verano una de las cosas que más apetece son las terracitas, el mar, la playa, los amigos y cosas fresquitas, así que, como renunciar al almuerzo no es una opción posible, lo que hicimos fue mezclar todos esos factores y fuimos a almorzar al restaurante L’abordatge de la Pobla de Farnals.
«El esmorzaret es una tradición y un ritual. La cultura del almuerzo viene de cuando los agricultores hacían una parada a media mañana para comer algo y reponer fuerzas. A día de hoy, en Valencia, el almuerzo se ha convertido en toda una religión» .
El espacio
L’abordatge es un restaurante pequeño, decorado por dentro como si fuese un antiguo barco, con motivos náuticos y madera barnizada, donde sirven comidas, cenas y almuerzos.
Está situado al final del puerto de la Pobla de Farnals, en un pequeño complejo de locales donde se mezclan restaurantes y negocios de actividades acuáticas.
Tiene una terraza grande a la sombra que está dividida en dos espacios, una parte se encuentra bajo un toldo grande y la otra bajo un pasaje que hace el complejo de locales. Dentro del local hay unas cuantas mesas.
El esmorzaret
Llegamos sobre las 10h y la terraza estaba llena, buena señal, dado que no reservan estuvimos esperando un rato y tras unos 30 minutos conseguimos una mesa.
Lo primero que siempre hago al llegar a un local es echar un vistazo a su vitrina, y ¡bingo! el material tenía muy buena pinta… así que me senté y cuando vino el camarero le pregunté si tenían algún bocadillo estrella, me dijo que no pero que la carne de caballo estaba estupenda… así que ¡doble bingo! pedí uno de carne de caballo, patatas fritas y pimientos asados… y fue todo un acierto: el pan era crujiente y muy bueno, la carne fina y en su punto, las patatas me parecieron lo más, cortadas en rodajas, crujientes por los bordes y tiernas por dentro, los pimientos le daban un punto de jugosidad en el que contrastaba el toque dulce de los rojos con el más fuerte de los verdes.
Pedimos también una ensalada de tomate, tenía mejor pinta de lo que era, estaba bien pero no era como para soltar un ¡Brutal!. Los cacaus del collaret, pequeños y con mucho sabor y las aceitunas bien, una mezcla entre partidas y manzanilla.
Mis compañeros de esmorzaret se pidieron otros bocadillos, uno de ellos un clásico que no puede faltar en cualquier almuerzo: tortilla de patatas con longaniza. Mientras que el otro bocata haría la boca agua a cualquier amante de la carne: Revuelto de chistorra con unas longanizas extras.
En este comboi también venían niños, y me alegró ver como adaptaron el almuerzo a sus necesidades, sacaron unas tostaditas más blandas con tomate y jamón York a la plancha.
La cerveza en litrona y el agua en botella de litro, como dijo uno de los integrantes del comboi:
«Almorzar con una buena litrona le da un punto romántico al esmorzaret»
Y creo que tiene toda la razón, los aspectos costumbristas y desprovistos de glamour del almorsaret es lo que imprime la personalidad y autenticidad a este momento dónde el objetivo es disfrutar de la comida y de la compañía sin adornos ni florituras.
No tenían cremaet y nuestro gozo en un pozo, pero bueno, nos pedimos unos cafés y debo reconocer que me sentó de categoría, negro como el azabache y con espuma densa.
Curiosidades
He almorzado en dos ocasiones en la Pobla de Farnals y en las dos ocasiones tenían en sus vitrinas chorizos criollos, en el primero no me llamó la atención porque estaba regentado por unos chicos de Uruguay pero ayer en L’abordatge también vi que los tenían, será coincidencia pero es un tipo de chorizo que no se suele ver en los surtidos del almuerzo valenciano.
Despedida
En verano el cuerpo me pide almorzar en sitios así, cerca del mar, con producto fresco y con amigos, de aquí a lo que queda de meses de calor voy a intentar que todos los almuerzos sigan este patrón. Así que si pensáis igual que yo y os apetece almorzar en un sitio costero os recomiendo que echéis un vistazo al post que hice sobre el Casino del Perelló.