Bueno bueno bueno,
Pocos son los post que arranco con los «buenos» pero es que La Revoltosa Bar se merece una ola y no solamente porque tengan buen producto para almorzar o porque intenten elaborar platos y bocadillos tomando como punto de partida la tradición gastronómica familiar y añadirles un punch extra, si no también porque es de esos sitios en los que uno se encuentra muy a gusto.
El espacio
Local pequeño, decorado con tonos cálidos y acogedor. Tiene varias mesas dentro y una terraza pequeña con una combinación de mesas altas y bajas.
Las veces que he ido me hubiera pasado toda la mañana en su terraza, viendo como los vecinos se paran a hablar entre ellos y se preguntan sobre sus cosas (jóvenes y mayores), me flipa esa vida de barrio.
El esmorzaret
Os adelanto que su tortilla de patatas me ha llegado al corazón, ¿sabéis esas tortillas sencillas pero que tienen algo especial? El mundo de las tortillas es muy subjetivo y ya sabemos que no hay dos tortillas iguales pero resulta que esa tortilla me recordó a la que hacía mi abuela, esa que me encontraba “por arte de magia” en la mesa la tarde que iba a visitarla y, ya sabemos como funciona esto, aplicando la regla del “ya que está hecha” terminaba cenando aunque fuesen las siete de la tarde.
Y como parece ser que la cosa va de tradición y abuelas, deciros que el bocata que me comí está inspirado en un plato que hace la yaya de Javi: “La Marmita de la Yaya”. Podríamos decir que es como una titaina de embutidos (chorizo, morcilla y longaniza) sobre una capa de patatas pochadas. Bocata de guiso, de sabor intenso, con toques a especias dentro de un pan crujiente y agradable.
Y para cerrar el post ahí va una ráfaga de impresiones:
- Su ensaladilla está brutal
- Su esgarraet me lo fulminé en un plis-plas
- Sus calamares rebozados me los comería como si fuesen palomitas.
- Su cremaet es uno de los mejores que he probado en Valencia.
Curiosidades
Javi llevaba unos años retirado de la hostelería, encontró por casualidad este local en pleno Cabanyal y decidió jugársela, cuando iba a abrir estalló la pandemia, aguantó el confinamiento y en cuanto pudo levantó la persiana.
La «Marmita de la Yaya» es un bocata inspirado en un plato que cocina su abuela, cada vez que lo guisa triunfa tanto que se hacen colas alrededor del perol en fallas, cumples o eventos familiares.
Otras recomendaciones
Si lo que os molan son los sitios de esmorzaret donde se funde la tradición con la innovación o con un aire un poco más moderno no podéis dejar de echar un vistazo a los posts de Alenar Bodega Mediterranea, Bar Mistela o El Trinquet de Pelayo.